este blog es auspiciado por LADINA, la yerba que toma mara!

este blog es auspiciado por LADINA, la yerba que toma mara!

domingo, 12 de agosto de 2007

Museo de la Novela de la Efímera, episodio 1

Personajes:

Cristina Macedonia, la presidenta.
Luli Salazar, la Efímera.
Castells como Quizagenio.
Rial como El No Existente Caballero.
Gabriel Peluffo como Deunamor.
Silvia Süller como Dulce Persona.
y otros personajes que irán desfilando.................................
La presidenta devolvió el mate y siguió pensativa. Castells había sostenido la tarde anterior, a la hora de las tortas fritas, una furibunda defensa de las ciencias duras. -¡La nada nadea, la nada nadea!, ironizaba iracundo.
-A donde se encamina la relación mundana es a lo ente mismo... y nada más, retrucó Luli Salazar enardecida. De donde toda actitud toma su carácter de guía es de lo ente mismo... y más allá, de nada más. Pero, entonces ¿por qué nos preocupamos de esta nada? Precisamente, la ciencia rechaza la nada y prescinde de ella como de algo nulo. Ahora bien, al despreciar de este modo la nada, ¿no estamos precisamente admitiéndola?
A Castells le tembló el mentón de ira cientista. -Esos giros de discurso se mueven en un juego de palabras vacío, soltó con desdén. ¿Qué otra cosa le puede parecer a la ciencia la nada más que un espanto y una fantasmagoría?
Rial, que hasta allí mordisqueaba una rusa, expresó con tono de quien lo ha pensado mucho y desnuda su alma: -¿Pero qué es la nada? El primer paso en dirección a esta pregunta ya se revela inusual. En este preguntar ponemos de antemano la nada como algo que «es» así y asá, esto es, como algo ente. Pero precisamente resulta que es absolutamente diferente de eso. El preguntar por la nada (qué y cómo es) convierte a lo preguntado en su contrario. ¡La pregunta se priva a sí misma de su propio objeto!, afirmó con súbita energía, como quien acaba de rebalsar la bañera.
-Como consecuencia, toda respuesta a esta pregunta es imposible ya de suyo, porque funciona necesariamente bajo la forma de que la nada «es» esto y aquello. Pregunta y respuesta son igual de contradictorias en relación con la nada, agregó Peluffo metiendo la cabeza por la ventana desde el patio.
Castells se envalentonó: -Por eso, ni siquiera hace falta que la ciencia la rechace. La regla fundamental del pensar en general, a la que se recurre corrientemente, esto es, el principio de no contradicción, la lógica universal, echa abajo esta pregunta. Efectivamente, el pensar, que esencialmente siempre es pensar de algo, dedicado a pensar la nada tendría que contravenir su propia esencia, dijo concluyente, apuntando a Luli con un dedito admonitorio.
Salazar esbozó una sonrisa irónica, como de quien sabe que el otro acaba de pisar el palito: -Puesto que se nos prohíbe de modo general convertir a la nada en objeto, ya hemos llegado al final de nuestro preguntar por la nada, siempre que presupongamos que en esta pregunta la «lógica» es la instancia suprema, el entendimiento es el medio, y el pensar, el camino para captar la nada de modo originario y decidir sobre su posible desvelamiento. Pero ¿se puede poner en entredicho de este modo el poder dominante de la «lógica»? ¿Acaso es falso que el entendimiento es el señor soberano en esta pregunta por la nada? Castells intentó interrumpirla, pero la presidenta le encajó el mate en la jeta, y Luli siguió: En efecto, la nada es la negación de la totalidad de lo ente, lo absolutamente no-ente. ¿Pero es tan seguro lo que estamos presuponiendo? ¿Representa el no, la negatividad, y con ella la negación, la superior determinación bajo la cual cae la nada como un modo particular de lo negado? ¿Sólo hay la nada porque hay el no, es decir, la negación? ¿O es más bien al contrario? ¿Sólo hay la negación y el no porque hay la nada? Todo esto no está decidido, ni siquiera ha alcanzado todavía la dignidad de pregunta expresa, redondeo Luli, y eligió una torta frita en el sector de las calientes.
Castells quiso replicar, pero Rial lo calló con un fustazo.
-Si esta tesis es correcta, prosiguió Luli, entonces la posibilidad de la negación como acción del entendimiento, y con ello el propio entendimiento, dependen de alguna manera de la nada. Entonces, ¿cómo puede este último querer decidir sobre ella? ¿Acaso al final la aparente contradicción de sentidos de pregunta y respuesta en relación con la nada reside únicamente en una ciega obstinación del entendimiento extraviado?, agregó la blonda con la boca llena y los ojos desorbitados. Pero si no nos dejamos confundir por la imposibilidad formal de la pregunta por la nada y pese a todo le plantamos cara y nos la planteamos, entonces tendremos que satisfacer por lo menos a lo que sigue siendo la exigencia fundamental para que efectivamente se llegue a plantear cualquier pregunta. Si, pase lo que pase, la nada -ella misma- debe ser interrogada, entonces previamente tiene que haber sido dada. Tenemos que encontrarnos con ella.
Silvia Süller saltó en defensa del acongojado Castells: -Pero ¿en dónde buscaremos la nada? ¿Cómo encontraremos la nada? ¿Acaso para encontrar algo no tenemos que saber ya, en general, que está ahí? ¡Desde luego que sí! Ante todo y generalmente, el hombre sólo es capaz de buscar cuando ya ha dado por supuesta la existencia de lo buscado, cuando presupone que está ahí presente. Pero ahora lo buscado es la nada. ¿Es que después de todo hay un buscar sin ese supuesto, un buscar al que corresponde un puro encontrar?, se indignó la buena señora.
CONTINUARÁ

5 comentarios:

Livio dijo...

¿Por qué lo dejás afuera a Guido Suller?

mara la que masca adargas en madagascar dijo...

es que había salido a fumar

Ruth dijo...

Este texto me hace acordar a las primeras épocas de los diarios de Mara Pérez, cuando los descubrí.

Anónimo dijo...

linda, es cierto. pero ocurre que muchos lectores culturosos (ya que no cultos) en grl no entienden que los delirios del marablog no son meras incoherencias, sino bromas absurdas hipereruditas (como esta), o peor: se toman a mal que use un nombre "santo" (como el de heidegger aquí) para hacer cualquier cosa con él, con fines meramente lúdicos. uno se me enojó porque mezclase a heidegger con luli salazar.
y la verdad que escuchar estupideces por el estilo me saca las ganas de publicar cosas así.
¡besos!

Ruth dijo...

Ah, sí, claro. Entiendo. No pensé que alguien podía enojarse por nimiedad tal como mezclar a Silvia Süller con Platón o Marx, o cosas por el estilo. Pero la gente culturosa suele ser in-so-por-ta-ble.